Si pudiera
romper mis miedos,
si pudiera
vencer a mis demonios,
si pudiera
convivir con mi pasado,
si
aprendiera a sanar mis heridas,
si pudiera
perdonarme lo malo
y aprendiera
a quererme lo bueno.
Si pudiera
dejar las excusas
y avanzar
sin los ojos vendados,
si pudiese
creer más en mi
y pudiese
ver lo bello de la vida.
Si las
fuerzas me alcanzasen lo suficiente
para no
pedir ayuda a gritos callados,
si mi dolor
fuese real
y no tan
solo una adicción al sufrimiento,
si pudiese
perseverar más
y enfrentar
y dar cara a la vida.
Si pudiese
sonreírte sin tapujos
y entender
tus consejos,
si mis oídos
fuesen capaces de retener lo bueno
y dejar ir
lo malo que me envenena.
Si mis manos
obedeciesen a mis momentos de lucidez
y no fuesen
esclavas de mi completa estupidez,
si mis ojos
estuviesen libres de lágrimas
y pudiesen
observar aquello que me depara.
Si mi cuerpo
se pudiese mover
aún cuando
aquellas sombras me atan,
si mis
piernas se pudiesen parar
aún cuando
pareciese que el dolor me mata.
Si mi
espíritu fuese de hierro, como dice mi padre,
y no una
espuma de jabón que se desintegra en el aire,
si mi pereza
no me dominase
y me
permitiera mostrarte lo que estas manos hacen.
Si la flojera
no fuese mi detonante de lágrimas
y pudiese
solo actuar y hacer mis deberes con ganas,
me sentiría
bien conmigo misma,
me podría
mirar nuevamente al espejo
y no temer
al ver quien soy en ese momento.
Tsuki~